El impacto de los desastres: Una oportunidad para crecer o desaparecer

Víctor Orellana Acuña


DOI: https://doi.org/10.55467/reder.v3i2.37

Resumen


Durante los años 80, la ciudad de Kobe ostentaba el lugar número 4 en el ranking de los puertos más grandes del mundo, solamente superado por New York, Rotterdam y Hong Kong. Se trataba de una ciudad importante dentro de Japón desde el punto de vista de su capacidad de transferencia de carga desde América hacia el interior de Asia y viceversa, dándole una identidad nacional y global. El terremoto de Hanshin-Awaji del 17 de Enero de 1995 significó un duro golpe para esta ciudad y para Japón, con pérdidas humanas de más de 7.000 personas y una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de un 2,5 % en ese año. Durante los meses posteriores al desastre, el desempleo en la zona afectada llegó al 80%, desapareciendo alrededor de 2.000 pequeñas y medianas empresas. A Enero de 1995 la población de la ciudad de Kobe ascendía a 1.520.365 habitantes, y en Octubre del mismo año descendió a 1.420.000 personas.


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